Por: Nancy Gramigna

El lunes 15 de julio por la noche, José Emilio Parrada, un motociclista de 40 años, murió de forma trágica al impactar contra un cable de fibra óptica que se encontraba tensado entre dos árboles en la intersección de Soler y Marcelo T. de Alvear, en la ciudad de Mar del Plata. La víctima circulaba a bordo de una moto Mondial de 110 cilindradas cuando, al cruzar por el lugar, fue decapitado por el cable colocado a una altura de aproximadamente 1,20 metros.

En un principio, la causa fue investigada como un accidente de tránsito. Sin embargo, el hallazgo del cable firmemente atado, los testimonios recolectados y los elementos secuestrados en la escena —unos 40 metros de fibra óptica enredados en la moto— llevaron a que la fiscal Florencia Salas recaratulara el hecho como "homicidio simple". Más tarde, con la aparición de nuevos datos, el caso pasó al Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil.

La reconstrucción del episodio se consolidó tras la declaración de un menor de 16 años, testigo ante el fiscal Marcelo Yanez Urrutia. Según su testimonio, cinco adolescentes participaron en el hecho: tres de ellos habrían sido los encargados de atar el cable, mientras que los otros dos permanecieron en el lugar como observadores. La versión coincidente entre testigos indica que los menores buscaban ver cómo un vehículo quedaba atrapado con el cable, sin prever las consecuencias fatales. Parrada fue el primero en pasar.

Del grupo investigado, cuatro de los chicos tienen entre 13 y 15 años y no son punibles. El restante podría tener 16, aunque aún no fue confirmada su identidad. Dos de los implicados fueron mencionados solo por sus apodos. El giro clave en la causa se produjo cuando el abuelo de uno de los menores se presentó espontáneamente ante la DDI y aportó información sobre lo ocurrido.

El informe preliminar de la autopsia confirmó que la causa de muerte fue un traumatismo severo de cuello producido por el impacto directo contra el cable. El cuerpo fue arrastrado cerca de diez metros por la moto.

Por ahora, no hay imputaciones formales. La investigación continuará en el fuero juvenil para determinar la responsabilidad penal de los implicados. Según fuentes judiciales, si bien no se probó una intención homicida, “es un riesgo evidente que debieron haber considerado al colocar un cable tenso en plena vía pública”.